01 noviembre, 2012

A veces somos incapaces de hablar de nuestras preocupaciones o sentimientos y eso no hace sino aumentar nuestro dolor. La imposibilidad de contarlo nos impide comprenderlo de verdad, afrontarlo, resolverlo y analizarlo. Tenemos tendencia a ocultar esa incapacidad por las razones más variadas y nos dedicamos a traicionar, a estar siempre rodeados de gente, a escuchar sus historias o a comprar compulsivamente cosas inútiles. Este caos, este ruido existencial, esta forma de cerrar los ojos, los oídos y la mente se denomina "intento de fuga".


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